¡Alimentos a la Basura, Hambre en las Casas! La Crisis Silenciosa del Valle del Cauca
En el Valle del Cauca, una región bendecida por su fertilidad y biodiversidad, se libra una batalla silenciosa contra una paradoja desgarradora: mientras miles de familias enfrentan hambre...
MarcoAmbiental
4/18/20252 min read


En el Valle del Cauca, una región bendecida por su fertilidad y biodiversidad, se libra una batalla silenciosa contra una paradoja desgarradora: mientras miles de familias enfrentan hambre crónica, toneladas de alimentos terminan en los botaderos de basura. Esta realidad, que golpea tanto el corazón como el medio ambiente, es el reflejo de un sistema alimentario que desecha recursos valiosos por motivos estéticos o comerciales, agravando la crisis humanitaria y ambiental en la región.
Durante la pandemia, esta problemática se hizo aún más evidente. Grandes empresas y multinacionales, en su afán por mantener estándares de "perfección", descartan frutas, verduras y otros productos por imperfecciones mínimas o porque no cumplen con criterios de tamaño o color. Estos alimentos, que podrían aliviar el hambre de comunidades vulnerables en municipios como Buenaventura, Cali o Jamundí, terminan contribuyendo a la acumulación de desechos orgánicos que emiten gases de efecto invernadero, como el metano, intensificando el cambio climático.
El costo humano de esta práctica es incalculable. En el Valle del Cauca, donde la pobreza afecta a un porcentaje significativo de la población, el desperdicio de alimentos representa una oportunidad perdida para garantizar seguridad alimentaria. Organizaciones locales han comenzado a movilizarse, creando redes de recolección y distribución de alimentos descartados pero aún aptos para el consumo. Sin embargo, estas iniciativas enfrentan retos logísticos y necesitan mayor apoyo institucional para escalar su impacto y llegar a más hogares.
La crisis del desperdicio de alimentos no es solo un problema ético, sino también ambiental. Los botaderos de la región, como el de Yotoco, están al límite de su capacidad, y los desechos orgánicos contribuyen a la contaminación de suelos y fuentes hídricas. Es imperativo que el Valle del Cauca lidere un cambio hacia un modelo más sostenible, donde las políticas públicas promuevan la donación de alimentos, la educación sobre consumo responsable y la economía circular. Solo así podremos transformar esta paradoja en una oportunidad para nutrir a nuestra gente y proteger nuestro planeta.
Desde Marco Ambiental, invitamos a la comunidad, empresas y autoridades a unirse en la construcción de un Valle del Cauca más justo y sostenible. Cada plato de comida cuenta, y juntos podemos asegurar que ningún alimento termine en la basura mientras haya una persona con hambre.
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